La Columna de Celina Peña
El regreso a clases es hoy en día el tema de conversación preferido entre los mexicanos, la división del juego otra vez en dos grupos antagónicos que defienden una postura a medias y que a ciencia cierta nadie sabe qué hacer.
Por un lado, los padres de familia que esperan que sus hijos regresen a clase, porque sus actividades laborales cotidianas viven en el perfecto caos. De su lado, se encuentran algunos profesores que no logran lidiar con las clases en línea y añoran el regreso a las aulas, para tener contacto humano.
Del otro lado están aquellos seres que tienen un miedo casi irracional al contagio de Covid 19, que desde junio del 2020 han echado pleito porque las aulas no se abran. En medio se encuentra la incertidumbre de millones de mexicanos que no sabemos si es apropiado volver o simplemente no volver a las aulas, allí en esa mitad del campo se encuentran los miles de negocios de servicios y productos, ligados directamente a la economía escolar.
Fondas, taquerías, papelerías, pensiones, departamentos, servicios de transporte, cafeterías, lavanderías y muchos otros giros comerciales que hoy sobreviven sin el apoyo económico que representa la actividad escolar regular.
Nadie sabe si los estudiantes volverán a las aulas el próximo ciclo escolar que inicia en agosto, en un bando un grupo ruega por volver, volver y el otro, añora con las aulas pero no desea volver.
Nada es verdad absoluta, lo único cierto es que para millones de personas, observar las aulas escolares cerradas es motivo de tristeza y de recuerdo de un pasado mejor.
Nadie sabe qué pasará, algunos temen que las olas de contagios se incrementen con las escuelas abiertas, mientras que un sector conspiracionista de la población, considera que las vacunas no sirven y que por lo tanto todos moriremos si los estudiantes vuelven a la escuela.
Es importante señalar, que a pesar de los meses que llevamos enfrentando la pandemia, nadie puede hablar que lo hemos aprendido todo, o que tendremos un regreso seguro, lo único seguro es que este virus mortal, declarado el peor enemigo del mundo llegó para quedarse.
Reaprender a coexistir será una tarea pendiente para cada mexicano que ve en su prójimo a su potencial enemigo portador del virus, cada niño en el mundo tendrá que reaprender a socializar y tener contacto con otros niños.
Sin duda nuestros pequeños se están perdiendo de lo mejor de su infancia; que es la capacidad de interactuar con sus pares, mientras en casa padres desesperados no saben qué hacer con sus hijos.
El caos de la pandemia y sus efectos apenas están por verse, apenas conoceremos el impacto que el aislamiento provocó en nuestra niñez, todos hablamos de miedo, de economía de actividad pero la niñez mexicana es la que ahora está sumida en un bucle del tiempo del que todos queremos salir.