La columna de Erika Rivero Almazán
Todo parece indicar que el PRI en Puebla se está abogando para que la dirigencia encabezada por Néstor Camarillo Medina se mantenga en la dirigencia.
El propósito parece ser reforzar la estrategia nacional para no sólo conservar las alianzas electorales para el 2024, sino para reforzarla y mejorarla. De ahí la opción de seguir trabajando con los mismos personajes del pasado 6 de junio y lograr ahora sí el objetivo: quitar a Morena de Palacio Nacional.
Y el efecto nacional afecta al estado, por supuesto: la decisión de Alejandro Moreno “Alito” para atrincherarse en la dirigencia nacional del PRI, pese a que el próximo mes de octubre, por estatutos, se debería estar manejando el relevo de las dirigencias nacionales, estatales y municipales, es el mejor ejemplo de ello.
El criterio que se persigue es que, para afrontar el proceso electoral del 2024 en donde se elegirá principalmente presidente de la República, es mantener a los presidentes de los partidos en esta posición, y replicar esta estrategia en el interior del país, con la finalidad de fortalecer el proyecto de la alianza electoral con el PAN y PRD que se emprendió como estrategia básica para combatir al presidente AMLO y a Morena.
Sin embargo, aquí ya entran muchos peros: aunque Alito asegura haber conseguido 70 diputaciones y rescatar el 18 % de la votación a nivel nacional, la derrota en 8 estados priístas lo dejan en una posición incómoda: el PRI sólo cuenta actualmente con 4 gubernaturas.
Por eso, Alito está que no lo calienta ni el sol por los plantones, marchas y denuncias en su contra para que renuncie a su intento de reelegirse en dirigencia nacional: muchos militantes consideran que el PRI no puede estar peor.
Pero en el plano estatal, el PRI nada en otras aguas.
Las inconformidades se mascan entre dientes, pero nada más.
Se rumora traición y acuerdos en lo oscurito, “entrega” de candidatos, pero no pasa de ahí.
O los priístas están anestesiados, o realmente la militancia poblana está dispuesta a apoyar a Néstor para que continúe otros 3 años en la dirigencia.
Hasta el momento, nada parece impedirlo.
A menos que las intenciones de Alito sean otras.
Difícilmente.