
Hasta la noche del domingo, según fuentes consultadas de MORENA, la mesa de negociaciones a nivel federal, en coordinación con el estatal, arrojaron un nombre posible para sustituir al diputado federal Saúl Huerta Corona en la candidatura por el distrito 11, y hasta ése momento, (porque ya sabemos que de un momento a otro todo se puede caer como en un castillo de naipes), el perfil que sobresalía de una lista de posibles era Iván Galindo Castillejos, asesor en el ámbito político de la alcaldesa con licencia y candidata a la alcaldía Claudia Rivera Vivanco.

¿Cuánto es la posibilidad de que quede Iván Galindo quede?
La respuesta del otro lado fue: 85 por ciento
¿Pero qué no sigue siendo priísta?
Si, sigue siendo priísta, aunque cuando inició la administración de Claudia Rivera aceptó participar en el gobierno municipal morenista con el encargo de asesor político.
Pero no fue por eso que destacó en la lista que envió Puebla a la federación.
No.
Porque en ésa lista había otros nombres antes de Iván Galindo, por ejemplo, Eduardo Covián Carrizales y Leobardo Rodríguez Juárez, ambos partes del equipo de campaña de Claudia Rivera y considerados amigos cercanos, además de que los dos se habían inscrito como aspirantes a diputados federales por ése distrito.

Entonces, ¿qué hizo a Galindo Castillejos aparecer en el primer sitio de la lista de posibles?
Se comenta que la intervención de Ignacio Mier Velasco, coordinador de la bancada de MORENA en San Lázaro tuvo mucho que ver.
Se recordará que Iván Galindo debe el inicio de su carrera política a Nacho Mier.

Y le debe mucho.
Desde aquellos tiempos en que Nacho Mier fue secretario general del ayuntamiento de Puebla en el trienio de Enrique Doger.
Desde aquellos años del 2007, Mier Velasco fue una especie de tutor político para Iván, y desde entonces nunca han perdido el contacto.
Iván Galindo tiene una larga trayectoria dentro de su partido, desempeñó varios cargos en el PRI y también en la administración de Enrique Doger y Blanca Alcalá, sin embargo, se convirtió en un fuerte crítico de la administración de Enrique Peña Nieto, y desde ahí, su figura se polarizó: o era un severo del PRI o era un traidor.

Para muchos de los priístas fue más esto último cuando aceptó trabajar para la morenista Claudia Rivera.
Y ahora, que está a punto de convertirse en el candidato a diputado federal por MORENA y su alianza, habrá que ver cuál es su suerte dentro del tricolor.
Que la verdad, a estas alturas del partido, no creemos que le importe y mucho menos le preocupe.
Lo que sí le sacará canas verdes, sin lugar a dudas, en caso de que se consolide su candidatura a la diputación por el distrito 11, será cómo contrarrestará el olor a podredumbre que dejó Saúl Huerta antes de marcharse.

Porque por supuesto que restará puntaje en el marcador electoral este bochornoso episodio de Huerta Corona y su paso por la diputación y por MORENA.
Pero ¿hasta qué punto?, ¿Cuánto será el daño?
¿Qué artes mágicas se inventará Galindo para convertirse en una carta competitiva que limpie el rostro del distrito?
Complicado.
Pero no imposible, por lo que parece.