La columna de Gabriel Biestro Medinilla
Las declaraciones que han estado circulando esta semana de personas como Mario Delgado, Claudia Rivera o Ignacio Mier en las que dicen que van a mover las listas de delegados, es por demás preocupante. Como si no hubiera sido suficiente la desorganización, el desaseo y la falta de visión y profesionalismo a la hora de organizar un evento nacional de esta naturaleza, hoy Mario Delgado dice que quitarán a quien haya “acarreado” o “comprado votos”.
Lo que no se entiende es cómo lo va a hacer, si no tuvo la capacidad de generar una lista confiable de candidatos, si no supo cómo organizar desde antes un proceso de esta naturaleza, menos va a saber lo que pasó después.
Por otro lado, encontramos a Claudia Rivera, que con calzador logró meter a sus hermanos, sin que le importara que su madre y ella misma son parte de la organización de la contienda (aquí el nepotismo rebasó los límites éticos y de conflicto de interés de una manera asombrosa), se les veía a ella, a su madre y a sus hermanos, sin importarles que eso es poco ético, visitar juntos en su camioneta nueva las casillas de la capital, como quien revisa cómo van las ventas en sus sucursales.
Finamente, el propio Ignacio Mier, el viernes pasado y en declaraciones desafortunadas, dijo sin sustento alguno que los Consejeros Estatales son de presidentes municipales y no del gobernador y que “no hay nada definitivo” y que “las situaciones cambian”.
Esto lo que dice claramente es que al no salirles las cuentas y remitiéndose a un tema estrictamente personal, buscarán por todos los medios descalificar a quienes no sean de su agrado, para meter por prelación a las personas que ellos quieran que lleguen.
Si se llega a alterar la lista original de delegados, si se llega a mover, sería la puntilla en un proceso que tuvo muchas deficiencias, muchas debilidades, que dejó al partido en estado de indefensión ante los acarreadores y compradores del voto profesionales del PRI y del Partido Acción Nacional para ser colonizado.
Un proceso que quitó de sus propuestas a miembros fundadores y constructores de muchos años como Mario Bracamonte, Héctor Vivanco, Miguel Báez, Araceli Bautista o Ismael Pérez Herrera, entre muchos otros, y seleccionar a conspicuos morenovallistas, esto, por supuesto, hecho de manera discrecional, más bien arbitraria. Un proceso que no garantizó legalidad, certeza, imparcialidad u objetividad.
Hubo casillas donde el número de votos rebasaban el de las boletas que supuestamente estaban, en otras no hubo sábanas, en otras sólo contabilizaron a los cinco nombrados, sin que hubiera una sola garantía de haber hecho el cómputo correcto y de buena fe.
De por sí el proceso fue desaseado, opaco y desordenado, pero si además de eso, la dirigencia nacional de Movimiento Regeneración Nacional (Morena) se atreve a modificar las listas en Puebla a su gusto debido a que no les salen las cuentas (aún y con las condiciones que ellos mismos impusieron para el proceso), va a hacer más turbio algo que ya de por sí lo es. https://www.milenio.com/opinion/gabriel-biestro/claroscuro/cuando-las-cuentas-no-salen