La columna de Erika Rivero Almazán
-¡Les juro que se robaron a mi bebé, ¿dónde está mi bebé?, ¿dónde?, por favor, encuentrenlo!
Sheridan Mata Balderas suplicaba así a la Fiscalía de Puebla minutos después de que elementos de esa instancia la localizaran en un domicilio en donde se encontraba, en la ciudad de Mexico.
Las autoridades le cuestionaron su estado de embarazo. No lucia embarazada, y dado que la alerta de búsqueda de la activista se priorizó dado su avanzado estado de embarazo, la pregunta era necesaria: ¿Y el bebé?
Fue cuando la dirigente del Frente Poblano de Mujeres Contra Deudores Alimentarios pareció desvanecer… perder la cordura: repitió la pregunta mil veces: ¿dónde está mi bebé?, me lo robaron, por favor, ¡ayúdenme a buscarlo… me lo acaban de robar..!
Ante este cuadro increíble, los elementos de fiscalía decidieron llevarla a Puebla para pedir su declaración y a solicitar que la revisara un médico.
Fue cuando Sheridan pasó de la aparente incoherencia a la furia: exigió que no se le detuviera, que la dejaran en paz en la ciudad de Mexico y que no iba a permitir que se «violentara sus derechos humanos».
Dado que su ficha de búsqueda tuvo un alcance nacional gracias a la participación de gobiernos, fiscalía, medios de comunicación, colectivos feministas y sociedad en general, preocupada y ocupada en su localización, tanta de ella como el de su bebe (recordemos que estaba a días de dar a luz), fue custodiada de regreso a Puebla y se pidió con urgencia la intervención médica.
Sheridan se negó rotundamente, sin embargo, su caso ya exigía ése protocolo.
Entonces se supo la verdad.
Al ser examinada por un médico se determinó que Sheridan Mata Balderas estaba en sus cabales, gozaba de excelente salud y que nunca había estado embarazada.
Nunca.
También se comprobó que la activista fingió su desaparición.
Se desconocen los motivos de su proceder. Hasta el momento Sheridan ha guardado silencio.
Pero lo que si sabemos con contundencia es que fue real:
- Las 66 acciones que orquestó la Fiscalía para localizarla.
- La indignación social por fingir su desaparición, dado que el fenómeno de personas desaparecidas en nuestro país es real, y la sufren muchas familias: con la desaparición de una persona no se juega.
- La indignación por este caso de colectivos feministas que impulsan a nivel nacional la Ley Sabina cuya lucha lleva varias décadas: su causa puede ser desvirtuada por las acciones de esta supuesta líder.
- El sentimiento de decepción, burla, soledad y exposición por el que pasa el resto de las integrantes de este colectivo.
- Muchos de los hombres que fueron exhibidos en los tendederos como deudores alimentarios (porque lo son, según la ley) hoy encuentran una oportunidad para «lavar» sus conciencias y ahora aseguran ser «victimas» del Frente y de Sheridan.
- La existencia de varias denuncias en ontra de Sheridan por malversación de fondos y extorsión, tanto de mujeres integrantes del Frente y de otros colectivos como de deudores acusados por la lider.
Los efectos colaterales del caso Sheridan Mata como presidenta del Frente Poblano de Mujeres Contra Deudores Alimentarios son muchos.
Y todos con terribles consecuencias.
Pues se pone en tela de duda una causa legitima, como la de exigir a los deudores alimentarios que se responsabilicen de sus hijos (un fenómeno social que lleva décadas normalizado en nuestro país). La corrupción que cometió esta supuesta activista pone en jaque a miles de mujeres, con el riesgo de regresarlas a un estado de indefinición ante sus agresores.
Ahora, el caso de Sheridan ya está en manos de la justicia. Y ella deberá responder por sus acciones. Hasta el momento, no ha dado la cara ni ha hecho ninguna declaración para defenderse.
Mala señal.
Como reflexión, bien valiera que el Congreso analice una ley para sancionar a toda persona, y más si se trata de un líder social, que finja su desaparición y trafique con dolor de las verdaderas victimas.
De lo contrario, esta dolorosa experiencia social está condenada a repetirse.