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La columna de Erika Rivero Almazán

Mito o realidad

  1. Si Augusta Díaz de Rivera gana la contienda interna del próximo 14 de noviembre, significa el fin del morenovallismo y la expulsión del grupo que apoya a Genoveva Huerta.
  2. Pero si es lo contrario, es decir, si gana Genoveva Huerta y se reelige en la dirigencia estatal del PAN, entonces, desde este momento Eduardo Rivera será vetado para concretar sus aspiraciones por la candidatura a la gubernatura del 2024.

Esas son las versiones divergentes que se cuentan en el PAN.


¿Cuál es mito y cuál es realidad?

Las dos son realidad, porque son las sentencias que se delatan entre un grupo y otro; pero las dos son puro mito. Y aquí las reflexiones:

  1. ¿Es serio pensar que cualquiera que ganara, Genoveva o Tití, desaparecerán los morevenovallistas o los yunques, respectivamente? Claro que no.
  2. El PAN jamás fue de un grupo exclusivo, siempre, como en todo partido político, coexiste con distintas corrientes. Aquí quedan expuestas dos de una manera muy clara. Y así seguirán, gane quien gane, ningún grupo tiene todo para sí, ni nada asegurado. Ese es un axioma que aprendieron a la mala los panistas. Todos. Y a nadie le quedó duda, sobre todo, después del último acontecimiento del 24 de diciembre.
  3. La competencia es real, y reñida. Tanto Augusta Díaz de Rivera cono Genoveva Huerta están remando contra corriente.
  4. Tití lleva el “ishu” de Ana Teresa Aranda, la real contendiente del Yunque y que tiró la toalla en el último momento cuando no llegaron a cumplir con sus condiciones, con el ingrediente extra de que antes, todo debía ser aprobado primero por Marcos Castro. La Doña no se fue peleada, pero tampoco contenta. Antes de irse, lanzó la sentencia de “a mí no me agarran de su Juanita”. Por supuesto Augusta no es ninguna novata, tiene temple, no se dobla y se sabe heredera legítima, pero para nadie es un secreto que Marcos se muestra como la mano que mece la cuna y quien tiene la ultima palabra en la toma de decisiones. Tití también tiene en contra que no fue la primera opción, es más, hace tiempo que no hace campaña de piso y muchos panistas del interior del estado ya no tienen recuerdos vívidos de ella. Es natural. No estaba en sus planes y valiente fue al aceptar ser bateadora emergente.
  5. Genoveva Huerta tiene el “ishu” del desgaste. No fue fácil recibir de la noche a la mañana un paquete explosivo como la presidencia del PAN, la segunda vuelta de la elección con un candidato tan complicado como Enrique Cárdenas, tratar de mantener unido un proyecto político tras la desbandada ante la perdida de la gubernatura, la llegada de Morena al trono con Luis Miguel Barbosa. Por supuesto que hubo heridos en la elección de esta última contienda, y si no se atendieron en tiempo y forma, el resentimiento se incrementó. A eso se está enfrentando Genoveva Huerta, además de la fiereza del mismísimo Yunque, que quiere reclamar para sí la tierra prometida.
  6. Honestamente, sí se está pasando de levadura el PAN en esta contienda, que si no se hace con sumo cuidado y pulcritud, respaldada por el CEN y garantizada por los organismos internos electorales federales, podría salirse de las manos y judicializarse, tal y como pasó con un hecho reciente, de menores dimensiones pero también emblemático: en agosto del 2019, el proceso de selección interna por la presidencia del PAN Municipal, en donde Jesús Zaldívar y Eduardo Alcántara se hicieron y se dijeron de todo. Máscara contra cabellera, ¿te acuerdas? Y cómo da vueltas la vida, checa dónde está uno, y dónde está el otro. A eso me refiero.
  7. Si de por si el horno del PAN no está para bollos, con sus acusaciones públicas: Augusta por asegurar que Huerta vendió las candidaturas, y Genoveva al advertir que sus abogados ya están en el proceso de denunciarla por daño moral. Y lo que falta.
  8. Es un error político para iniciados ir por “todo el pastel”, ese es un garlito que jamás cometería el PRI, pero queda claro que los panistas sí.
  9. Y Morenistas también, pero esa historia se la cuento mañana.