La columna de Érika Rivero Almazán
Es Ana Teresa Aranda, diputada federal del PAN, la que habla fluido, con un dejo de indignación en la voz: el tema de cala el alma, se ve. (Los Conjurados Marzo. 04.22)
“A ver, yo nunca me he sentido minimizada por ser mujer, al contrario, me he sentido como competencia para cualquiera porque “soy mucha mujer”, y entonces, la persecución la he sentido en el poder, porque no te quieren ahí y hay que hacerte a un lado a como dé lugar… pero no porque soy mujer, sino porque tengo valor en la política y soy competencia…”.
Reconoce su edad: 69 años, pero en vez de achicarse, de maquillar la edad a como dé lugar, se mantiene recta en su silla, con la misma chispa de los ojos verdes que fulminan desde sus 20 años:
“Esta nueva educación… no sé… se me hace tan frágil… mi papá siempre nos trató como iguales, y si te caías y raspabas, te echaba alcohol directo en la herida… te ardía de la fregada, pero sanabas rápido y volvías a jugar o a la jornada de trabajo del rancho… sin preocuparte si te volvías a caer… “ándale mija, a correr que no es nada”, me decía mi papá… eso no lo veo ahora. A mí los retos me fortalecen, no me vencen ni me achican…, y no tiene que ver nada con el que soy mujer: es una cuestión humana sin importar el género”.
“Y te lo dice quien estuvo en la política desde los tiempos que era casi imposible que una mujer participara: fui la primera candidata a la presidencia municipal, a la gubernatura… yo no me asumo como una víctima del patriarcado… en mi caso no, porque siempre he sido una mujer muy fuerte… nunca he pensado… “ay porque soy mujer me atacan”…, no, a ver, espérate, (y cierra los puños y los lleva sobre la mesa)… precisamente porque soy mujer me tienen terror… porque saben que soy constante, porque soy aguerrida, porque no me dejo…
“Me encantaría que las mujeres nos dejáramos de sentirnos víctimas, pero también me queda claro que hay condiciones muy difíciles para la mayoría de las mujeres… a lo mejor, yo soy un garbanzo de a libra, que le tocó transitar en momentos difíciles pero con más momentos buenos… he sido muy afortunada y he disfrutado del poder”.
“Hemos avanzado, pero a paso muy lento y oscilante: todavía hay un enorme patriarcado que impide que las mujeres tomemos el lugar de importancia que tenemos, pero también debo decir que “el sentirnos las víctimas” no ayuda: cuando tengamos la suficiente confianza y amor a nosotras mismas, cuando reconozcamos nuestro verdadero valor y nos apoyemos, ese día realmente avanzaremos…”.
“Para el proyecto del 2024, el PAN tiene que estar súper abierto: Lalo (Eduardo Rivera) creo que tiene una súper oportunidad, pero también creo que mi papel, como una luchadora social y política de tantos años me queda claro que apuntarte está mal, pero borrarte está peor… no sé qué vaya a pasar… no creo que las candidaturas y las cosas estén tan determinadas. Yo quiero hacer bien lo que estoy haciendo en la diputación federal… normalmente los políticos llegan a un espacio de poder para hacer lo que viene, lo que quieren construir o llegar al papel o candidatura que quieren alcanzar, y yo no soy así… estaré en donde quiera el PAN que esté“.
“Hemos tenido muchos avances, pero ¿de qué ha servido que haya más mujeres en la política si esto no ha repercutido en una mejor calidad de vida para nosotras? Vamos lento, vamos mal… logramos la paridad en la Cámara de diputados, en gabinetes estatales, municipales… pero tenemos que hacer un gran esfuerzo para hacer apetecible la política a las mujeres… hoy andamos buscando candidatas hasta por debajo de las piedras… me he topado con mujeres con mucho talento y capacidad pero no le entran porque hace falta dignificar la política… pero la política es tan importante, que no podemos dejarla en manos de políticos profesionales (ríe), es en serio… porque cuando la política se corrompe lo que tenemos políticos de desecho… y hay muchos partidos se dedican a colectarlos”.
Me gusta el trabajo de Tití (Augusta Díaz de Rivera), porque tiene eso muy en claro: la estrategia en Puebla será atraer a mujeres y a jóvenes.
“Hace 2 meses me invitaron de última hora a responder la comparecencia de la secretaria de economía, Tatiana Clouthier, hija del gran Maquío, y todos no la bajaban de “señora secretaria” para acá y para allá… y bueno, yo me decía, qué están haciendo… cuando me toca hablar, le di la bienvenida pero no me pude quedar callada… y dije que los miembros del gabinete les hace falta contrastar los discursos con la realidad… basta ver la tragedia cotidiana de este país para ver que este país no está bien, métase a la realidad de las familias mexicanas, vaya al mercado, a las tiendas de abarrotes, que ya no hay dinero que alcance ni para alimentar a los hijos… ya sé que ustedes puede hacer muy poco, porque decidieron ser obedientes a la voluntad presidencial, pero al menos, a usted la estima el presidente y al menos la escuchará… platíquele lo que escuchó decir de su padre, el gran Maquio, a quien gracias a él estoy en la política, dígale cuáles son los pilares para que una economía sea fuerte… en fin, que Tatiana lo tomó mal… se puso furiosa… era el día de la no violencia contra las mujeres, traía un moñito naranja, y me respondió “Ana Teresa, eres una grosera, has pedido el respeto de todas las mujeres de México… y en este momento me quito el moñito…”, estaba tan nerviosa, que no se encontraba el condenado moñito, hasta que lo encontró y que lo avienta… Mira, ahí tienes una mujer, en la secretaría de economía, que no entiende el sufrimiento de otras mujeres, qué incongruencia…”.
“Hay mujeres con poder, en espacios de poder, que no se atreven a abrir la boca, porque ese espacio es producto de una cuota, y no quieren perderlo… mejor las mujeres prefieren decir “lo que usted quiera señor presidente, lo que usted quiera señor gobernador”, cuando eres valiente, aguerrido, cuando luchas contra las injusticias te cuesta muy caro… y muchas mujeres no están dispuestas a pagar el precio”.