La columna de Erika Rivero Almazán
Confesiones del gobernador de Puebla, Alejandro Armenta, en una reunión con periodistas:
Cuando se acercaba el cumpleaños del gobernador en turno escuchaba las preocupaciones de la gente: ¿qué le voy a regalar al gober?.. difícil decisión porque lo tiene todo… se me va a ir toda mi quincena, no, será mi mensualidad, en un regalo que a lo mejor ni le gusta… o que ni se va a enterar de que yo se lo di… se va a perder en una montaña de regalos que se acumularán en la fiesta…
No, yo no quiero eso…
Yo no quiero que mi gabinete, ni la gente se preocupe por eso… ahora que soy gobernador, no quise organizar una fiesta en mi cumpleaños… no soy un hombre de grandes fiestas ni de dispendios… nunca me han gustado, y ahora ¡menos!
Soy un hombre de gustos sencillos. Me gusta celebrar mi cumpleaños con mis hijos, mi esposa, mi padre… sólo la familia, en la intimidad.
Ése es y será la dinámica de mi gobierno: La sencillez, la austeridad, sin grandes ceremonias o celebraciones fastuosas.
De verdad, no me gustan.
Tampoco los accesorios de marca: si me ven, no cargo con nada: ni anillos, relojes o nada de extravagancias… no me gustan.
No me siento cómodo.
Un amigo me hizo un gran regalo: un Rolex… si, era muy bonito pero jamás lo usé… si no lo hice antes, ahora ¡menos!, imagínense… si me ven con una de esas cosas puestas… no… ¡me acaban! (Risas).
Tampoco soy un hombre de rencores, de fraguar persecuciones en contra de «enemigos»: soy una persona que se concentra en objetivos muy definidos, por eso puse un reloj electrónico cuando fui presidente del senado: ahí marcaba los días, las horas, los segundos que tenía para alcanzar mis objetivos, sé que cada día cuenta… y el tiempo, sobre todo en la administración, es un recurso no renovable… no lo desperdiciaré en «venganzas» o en andar buscando quién me la hizo… en mi gobierno no habrá «correo del Zar», yo vine a trabajar y a dar resultados.
Y es lo mismo que le pido a mi gabinete: que trabajen y que sirvan a la gente con sencillez y humildad, y sí, les voy a seguir exigiendo y les voy a seguir tronando los dedos, pero ahora no será en público, siempre será en privado (risas).
Y al final de este trabajo, porque todo llega a su fin, no me veo buscando otra posición política (ni hablar de la presidencia de la Republica), porque si bien me encuentro en mi plenitud física, emocional y profesional, también no tengo la edad para buscar más batallas; esta, la de la gubernatura de Puebla, por ejemplo, toda la vida me preparé para ella y nunca me cupo la menor duda de que la ganaría: yo sabía que iba a ser gobernador.
Es más, cuando esto acabe, quiero ser recordado como un hombre que fue honesto, sencillo y trabajador, siguiendo los pasos de mi padre, mi ejemplo a seguir… sólo eso quisiera…