La columna de Erika Rivero Almazán
“Troya iba a arder si no nos regresaban la universidad ese viernes…”.
Ya no parecía que cargaba algo pesado sobre sus hombros: David Díaz, hablaba fluído, animado, con la espalda derechita y la mirada orgullosa… así llegó al set de grabación el estudiante de comunicación de onceavo semestre de la UDLAP, uno de tantos universitarios a los que les “arrebataron nuestra vida de estudiante por meter intereses políticos”, a quienes trataron como “peor que narcos”, a punta de pistola, con amenazas y hostigamiento: “los universitarios despertamos, nos unimos, más allá de fifis y chairos, ideas que polarizan y sólo hacen daño: unidos, por la vía pacífica, lo logramos: defendimos a nuestra universidad y nuestro derecho a estudiar en nuestro campus… la van a pensar dos veces antes de volverse a meter con nosotros, y con cualquier universidad”.
David Díaz forma parte del colectivo #UdlapLibre, que se organizó por la desesperanza y la necesidad de unirse para alzar sus voces en una.
Aquí parte de su testimonio.
Y como él… el de muchos…
(Los Conjurados Marzo 2.22)
- ¿Cómo quedó nuestra relación con el gobernador Luis Miguel Barbosa? Bueno, no puedo hablar por todos los universitarios de la #Udlap, pero al juicio de la mayoría es que es una relación inexistente. La junta que empezó todo esto, y que duró más de 8 meses con el campus cerrado, sin estudiar, que nos expulsó de nuestro plantel a punta de pistola tuvo un presidente, y ese presidente fue nombrado por el gobernador.
Podrán decir una y otra vez que no hubo un involucramiento, yo creo que está más que claro que sí hubo una participación por parte del gobierno del estado: fue la policía estatal la que nos puso vayas, la que nos bloqueó el tráfico, la que intentó boicotear cada una de nuestras marchas y movimientos. Los hechos hablan por sí solos. - Nos sentimos muy felices porque cumplimos con el objetivo: recuperamos nuestras clases, nuestra vida universitaria, nuestros títulos y nuestra vida… Desde el miércoles en la noche, cuando supimos que era posible que nos regresaran el campus, hubo mucha incertidumbre: no sabíamos qué pensar o qué creer, porque esa historia nos la habían contado muchas veces… ¿qué pasaría si era otra falsa promesa? Nosotros ya no aguantaríamos otra más… esa es la verdad: tanta incertidumbre acumulada ya era imposible de soportar: Troya iba a arder si no abrían la escuela.
Nos fuimos a dormir, ahí, en el campamento.
Hacía muchísimo frío.
No era un gusto estar ahí, pero era necesario.
Era la única forma de “ser vistos”.
Yo mismo me sorprendí de lo bien que podemos organizarnos en tan poco tiempo: en el campamento teníamos una bitácora de los chavos que se quedaban y los que se iban, otra para llevar la relación de los víveres, cobijas, agua… hicimos guardias para vigilar las plantas de luz que conseguimos, también organizamos áreas de estudio, de trabajo, de comunicación, de rendición de cuentas… Mucho trabajo, frío, cansancio y desvelo… día y noche por casi un mes.
Pero ese día que se entregó el campus (jueves 24 de febrero), nos volvimos locos, hubo lágrimas, gritos, abrazos: la rectora Cecilia Anaya Berríos nos dijo que por fin el próximo lunes ya empezábamos clases… Mucha alegría, pese a ver en qué condiciones nos entregaron las instalaciones: descuidada, la hierba altísima, el lago sucio, abandono total… - Y no creo que porque ahora ya “nos devolvieron el campus, ya somos amigos”, no, eso no va a pasar, hay algo que no se olvida. Ni se debe olvidar.
- Vamos a trabajar para que exista un precedente, y que esto no vuelva a pasarle a la Udlap ni a ninguna universidad. Estamos conformando un Consejo Nacional Universitario, que sea una instancia que defienda los derechos de los estudiantes, para que no vuelvan a pisar sus derechos.
- No es posible que quieran deslegitimar un movimiento 100% estudiantil: hay quienes acusan que se metió la derecha, pero tuvimos apoyo de todos: de la derecha, de la izquierda, del centro… tuvimos apoyo del PAN, de MORENA en el senado, de muchísimas universidades y la marcha fue acompañada a nivel nacional… Lo que hicimos como comunidad Udlap, universitarios, padres de familia, maestros, exalumnos, personal administrativo, o sea, toda la comunidad Udlap fue real. Hubo una diversidad de partidos que nos apoyaron, funcionarios públicos cumpliendo con su labor. No hay forma de minimizar nuestro movimiento estudiantil. En San Lázaro nos recibieron diputados del PAN, Movimiento Ciudadano, PT, Morena, en fin; hubo una diversidad de diputados y senadores que nos apoyó.
- No éramos sólo una comunidad molesta y con incertidumbre, éramos una comunidad que teníamos el papel y la ley en la mano para demostrar que teníamos la razón, y lo único que estábamos exigiendo era que se cumpliera la ley.
- Repito: no somos un movimiento de derecha que se movió para atacar al gobierno… sólo defendimos nuestros derechos, alzamos la voz, nos unimos de manera pacífica y la gente nos apoyó… cuando vieron la cantidad de gente que se juntó en la marcha, y de los fuertes que podemos llegar a ser, se sorprendieron… y no tuvieron más remedio que regresarnos el campus… la ley estaba de nuestro lado. Si hubo alguien que rompió las reglas, saqueó la universidad, pues que lo persiga la ley, no a los estudiantes.
- ¿Que qué pensamos de la rectora Cecilia Anaya Berríos? Creo que la rectora pudo haber aparecido en más ocasiones para orientar, informar a la comunidad universitaria. A veces nos sentimos solos y sin brújula. Entendemos que por estrategia legal había un temor sobre qué decir y cuándo decirlo y que por eso mantuvo esa postura, pero creo que sí pudo apoyarnos más… era cuando más la necesitábamos… al final de cuentas es una líder universitaria. Fue por presión de nosotros los estudiantes cuando el problema de la Udlap se empezó a ver… me hubiera gustado por parte de rectoría una comunicación más constante, directa con nosotros.
- Cada quien jugó su papel: el área jurídica de la universidad fue la que recuperó el campus, algo que jamás como estudiantes hubiéramos logrado, pero también fue importante el tema de presión que nosotros hicimos, además del trabajo de equipo con padres de familia y compañeros de otras universidades. Incluso, la parte legal nos decía que no era necesario las manifestaciones… fue ahí en donde nosotros tomamos la decisión de irnos por las marchas… sabíamos que debíamos hacer algo, y visibilizando el problema a nivel estatal y nacional, tal vez ayudaríamos a destrabarlo… y así fue. La parte legal no nos correspondía pero la parte social y mediática, sí.
- Esto no para aquí: en que ya recuperamos nuestro campus y ya… no… tenemos que asegurarnos que no nos vuelva a pasar ni a nosotros ni a ninguna otra universidad. Le decimos “Gracias” a quienes nos hicieron esto, porque pudimos demostrar la unidad y fuerza que tenemos como estudiantes, no sólo de la Udlap, sino del Cide, Enah, Ibero, Anáhuac, Buap, Upaep… y todos coincidimos que esto no puede volverle a suceder ni a la Udlap, ni a ninguna universidad. Yo creo que antes de que piensen en “tocar” a otra universidad, mejor se la piensen 2 veces, porque van a saber que si vuelven a “tocar” a otra universidad, sea pública o privada, brincamos todos… y todas las universidades… por eso te digo que tenemos mucho trabajo por delante… No nos vamos a quedar tranquilos, ni felicitamos al gobierno por “su gran sensatez de devolvernos el campus”, era su obligación…
- Esto da pie para que organicemos un Consejo Nacional Universitario, que defienda el derecho de los universitarios de todo el país… para que ninguna universidad le pase lo que nos pasó a nosotros.
- La Udlap no puede ser la misma de antes: nuestra comunidad era muy cerrada, como una burbuja: no opinaba, no se metía, no hacía crítica, no participaba… después de vivir esto, esta persecución, este hostigamiento, y contar con el apoyo de los demás, nos vino a cambiar para siempre: no volveremos a cerrarnos.