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Es un agente social transformador en su cotidianidad, en su práctica, y eso reivindica la idea de que el feminismo no sólo se piensa, sino que se hace todos los días como una forma de vida.

Redacción Los Conjurados

Perspicaz, crítica y rebelde son algunas palabras que pudieran describir al personaje de Mafalda, una niña de seis años que trascendió las viñetas de una tira cómica para convertirse en un símbolo de la defensa de la paz y de los derechos humanos.

Si bien Mafalda fue creada en 1964 por el caricaturista argentino Joaquín Salvador Lavado, mejor conocido como Quino, en un contexto histórico en el que Argentina vivía autoritarismo por el golpe de Estado y en el mundo los movimientos feministas –denominados como su segunda ola o sufragismos– inundaban las calles, sobre todo en Estados Unidos.

“Tenemos que enmarcar a Mafalda en un contexto social y político de los años 60 y 70 del siglo pasado, que para el movimiento feminista es muy importante, porque marca también la reivindicación de los derechos de la mujer, sobre todo en la parte de los derechos sexuales y reproductivos, la crítica de los roles y los mandatos de género socialmente convencionales”, indicó Karla Amozurrutia Nava, directora del Área de Gestión Comunitaria y Erradicación de las Violencias de la Coordinación para la Igualdad de Género.

Añadió que este personaje hace además una crítica interesante a los roles de género porque se preocupa por todo el mundo, pero en su familia sobre todo por su mamá, a quien constantemente la ve en un rol tradicional en la casa y en las tareas de cuidados; un papel que ha sido asignado a las mujeres durante mucho tiempo en el espacio privado, y es una beta de análisis y reflexión feminista.

“Mafalda no necesita decir que es feminista para serlo y hacer la crítica que todas las feministas hacemos todos los días; es quien siempre estará del lado de las causas sociales como los derechos de las mujeres y de la niñez. Ella nos aproxima a estos temas que son relevantes para lograr una igualdad social entre todas las personas, pero además por los derechos de las mujeres quienes también somos parte del mundo”, aseveró.

Cuestionadora

Pero desde lo cotidiano, la pequeña identifica cosas que no le hacen “match”, que le generan un poco de conflicto, como que la mujer tiene que ser mamá… “¿Como para qué?”, y reflexiona si esa es la meta. Es una cuestionadora por excelencia, porque sin el cuestionamiento no se pueden entender las luchas feministas, y Mafalda ayuda a comprender la complejidad de la interacción entre hombres y mujeres.

Los personajes

Ha sido interesante, dijo la especialista en violencia y perspectiva de género, saber cómo Quino fue creando el mundo de Mafalda a través de más de mil 900 tiras en las que fueron apareciendo el resto de los personajes como Susanita, Libertad, Miguelito, Felipe, Guille y Manolito, ya que cada uno representa a un grupo o ideología específica de la sociedad.

“Susanita es la antítesis de Mafalda, porque ella sí tiene muy claro cuál es su rol: quiere ser mamá y tener ‘hijitos’, pero no quiere ser una máquina de reproducción; de alguna manera ella introduce la crítica de la maternidad por elección. Mientras que Libertad, una niña más pequeña que Mafalda, metáfora simbólica, es quien eleva la reflexión de Mafalda porque construye ideas más complejas y dice que se puede tener un mundo mejor para todas las personas no como una aspiración, sino como algo que puede ser real”, explicó.

De tal manera que la mamá de Mafalda y Susanita simbolizan a aquellas mujeres que cumplen el rol tradicional dentro de casa; pero Libertad tiene una visión futurista y filosófica de la democracia en igualdad.

Pero también Quino refleja la crítica al machismo en la historieta a través de frases dichas por personajes como Miguelito, Felipe y Manolito (amigos de Mafalda): “Son igual que todas” o “Estas cosas de mecánica no me gusta discutirlas con mujeres”.

Para Amozurrutia Nava, Mafalda es un agente social transformador en su cotidianidad, en su práctica, y eso reivindica la idea de que el feminismo no sólo se piensa, sino que se hace todos los días como una forma de vida.

“Recordemos que Mafalda fue creada dentro de un contexto latinoamericano, en el cual Argentina vivía un ambiente de autoritarismo, de golpe militar y de desigualdades de género. Sin embargo, a más de 50 años de su creación existen temas que siguen vigentes hoy en día en México y en el mundo; hablamos de la democracia, de la desigualdad social, de alcanzar la paz mundial, de clasismo como uno de los peores cánceres, los derechos de las infancias”, subrayó.

Pero también sigue siendo importante vincular a las mujeres jóvenes que hoy viven un contexto más fuerte en términos de la violencia, dijo. Quizá Mafalda no ahondó en este tema, pero el feminismo sigue hablando sobre esas violencias que se viven todos los días y están relacionadas con la subordinación y las desigualdades de género.

“Mafalda es el guiño para las niñas, las adolescentes, mujeres adultas y ancianas, porque sigue siendo un personaje que vale la pena leer para entender todavía complejidades del mundo en el que vivimos. Si ella viviera ahora en 2022, seguramente también haría una crítica fuerte al uso de las redes sociales; pero también encontraría bondades en ellas en términos de generar colectividad y sororidad, que es lo que ella hace cotidianamente con sus amistades: tratar de tener condiciones de igualdad entre hombres y mujeres, donde todas las personas seamos libres”, expresó la universitaria.

Agregó que Quino era un convencido de la igualdad entre géneros, que para poder alcanzar una vida de bienestar, libertad y paz social es necesario entender la situación en la que se vive. Se puede decir que él practicaba las ideas del feminismo, porque aunque Mafalda se creó desde un pensamiento masculino, ella está muy consciente de su condición y lo que debe cambiarse en la sociedad para las mujeres. Por eso es mejor no hablar de aliados, pero sí de hombres aprendiendo del feminismo y que sean críticos de sus roles, que entiendan lo importante de transformar esa masculinidad hegemónica para el bienestar social.

“¿Qué se preguntaría Mafalda ahora? Creo que seguiría cuestionando ¿dónde están las mujeres?, y que sería una gran aliada de los movimientos feministas en esta ola-marea-terremoto del feminismo en México; pero también sería una ferviente admiradora de las jóvenes feministas que con valor y coraje salen al espacio público a alzar la voz y decir: ‘¡Basta!’”, enfatizó Amozurrutia Nava.

Miradas

Del 19 de agosto al 18 de diciembre de 2022, la niña a la que no le gusta la sopa estará de visita en la UNAM, en la nueva exposición temporal del Museo de las Constituciones (MuCo), Mafalda: Miradas a “lo femenino”, que está abierto a todo público con entrada gratuita.

Esta exhibición será un espacio de reflexión sobre la importancia del respeto y ejercicio de derechos de todas las personas, en especial de las niñas y mujeres, para reducir las brechas de desigualdad de género y cuestionar sus roles y estereotipos, los cuales las fundamentan, las normalizan y las ahondan.

A partir de una selección de viñetas surgen miradas actuales de lo que Mafalda veía hace más de 50 años sobre “lo femenino” y la complejidad de las desigualdades entre hombres y mujeres. Desde la perspectiva de este personaje, la muestra busca provocar la reflexión ante las desigualdades, las múltiples caras de la discriminación y los retos que todavía enfrentan las sociedades actuales en materia de derechos humanos.

Esta exposición que se realizó con la colaboración de los sucesores de Joaquín Salvador Lavado (Quino) y la curadora invitada Mireya del Pino Pacheco, directora de Estudios y Políticas Públicas del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación, se podrá disfrutar de miércoles a domingo de 10 a 17 horas en el MuCo, ubicado en el Centro Histórico de Ciudad de México.