Los Conjurados
Erika Rivero Almazán
Quienes dudaron de la existencia del «hoyo financiero» heredado al ayuntamiento actual, el alcalde Pepe Chedraui despejó la duda: si existió, existe y existirá en los registros.
Quienes dudaron si habrá consecuencias políticas de este delito, en el video de presentación sobre los primeros 100 días lució una imagen en rojo-sepia del exalcalde Eduardo Rivera, con un encabezado contundente: corrupción.
Sin embargo, el discurso del alcalde fue por otro rumbo: no mencionó nombres ni partidos; descartó persecución: «… se confirma la situación bajo la cual quienes nos antecedieron en el cargo dejaron la ciudad y las finanzas y el gobierno municipal: sin dinero, sin servicios, sin seguridad”; salió del tema al reconocer que “… los poblanos no necesitan excusas, sino acciones” y remató con el compromiso de que su administración actuará “sin persecución y sin impunidad”.
El mensaje de Pepe Chedraui se centró en 3 puntos principales, que sabe que causan escozor en los poblanos: los baches, la falta de iluminación (el 40% de la ciudad está apagada) y la seguridad pública, misma que, según los números del alcalde, se ha abatido paulatinamente; pero reconoció que falta mucho por hacer.
Y tiene razón.
El corte de caja que significan los primeros 100 días de los gobiernos no tiene otro objetivo más que el de decirle a la gente que tuvieron razón al votar por ellos; se reconocen las carencias, se recalca en qué se va a trabajar y se renuevan votos de confianza.
Y, por el momento, Pepe Chedraui tiene ese voto de confianza. Es muy pronto para quitárselo y también es muy pronto para “dar resultados contundentes”: se marca el camino a seguir y se empeña la palabra.
El alcalde no fue pichicato en eso: se comprometió a acabar con los baches en este año, y a iniciar el más agresivo plan de iluminación en la historia de Puebla.
Si no cumple con esos dos compromisos este año, dará armas a los adversarios para iniciar una ofensiva; escenario que en este momento se advierte lejano para un 2026.
Pero, en el campo político, ¿qué pasa con el famoso hoyo financiero?
Si bien no habrá persecución, como remarcó el alcalde, también dijo que no habrá impunidad: y eso significa que tanto tesorería como contraloría municipal siguen arrastrando el lápiz.
Mostrar la imagen del exalcalde panista Eduardo Rivera bajo las grandes letras rojas de corrupción manda un mensaje político: fuerte y claro.
Pero en el margen legal, sólo se puede fincar responsabilidades a los entonces funcionarios, cuyas firmas aparecen en la documentación oficial comprometida.
Así que respondiendo a la pregunta de la columna, hay dos personajes que ya están haciendo algo más que prender su veladora y encomendarse a la santísima: están contratando un despacho legal para cubrirles las espaldas y salir en su defensa.
Así de adelantadas están las cosas, y así de graves.
Se trata de María Isabel García Ramos, y Omar Coyópol Solís; ambos ocuparon el cargo de tesoreros en la administración de Eduardo Rivera y Adán Domínguez, respectivamente.
Ya sabemos que el “socavón financiero” se trata de algunos faltantes de pago en obra pública (nada más 300 millones), y en el área administrativa con 82 pagos pendientes por 104 millones de pesos.
Pero la pregunta del millón es: ¿Qué tipo de sanción se fincará a García Ramos y Coyópol Solís: inhabilitación, multa administrativa o, de plano, de índole penal?
Ésa es la verdadera duda que mata y que tiene a los extesoreros rompiendo el cochinito para su defensa.
Y hablando de defensa: ¿Cuál será la postura del nuevo presidente del partido, Mario Riestra?,
¿Tendrá intenciones de defender a Lalo y a su gente y su reputación?
Esa duda, también mata.
Y mata dos veces.