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Las cifras indican que en 2021 la violencia psicológica fue la más prevalente con 51.6 por ciento.

Reportaje: Gaceta UNAM

A 16 años de su publicación, la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia ha permitido visibilizar los diferentes tipos de agresión que han sufrido las mujeres a lo largo de la historia, consideró Julia Chávez Carapia, coordinadora del Centro de Investigación y Estudios de Género de la Escuela Nacional de Trabajo Social.

“Al ser seres humanos podemos vivir de otra manera, libre, igualitaria, donde la ley ha buscado esos factores, que no se han logrado en su totalidad, precisamente porque vivimos en un sistema de desigualdad, no bajemos la guardia, sigamos luchando por lograr la igualdad, para que la mujer ya no sea percibida como un objeto, sino sujeta de derechos, de una vida mejor y más plena. Las mujeres debemos demandar esto de manera abierta y constante, porque es a nosotras a quienes más perjudica, crea conflicto, nos señala y mantiene al margen de la vida social y pública”, explicó la investigadora.

La especialista en Estudios de Género y Feminismo recordó que la ley, publicada el 1 de febrero de 2007 en el Diario Oficial de la Federación, busca prevenir, sancionar y erradicar las violencias contra las mujeres, adolescentes y niñas, así como los principios y mecanismos para el pleno acceso a una vida libre de violencias, así como para garantizar el goce y ejercicio de sus derechos humanos y fortalecer el régimen democrático establecido en la Constitución Política de México.

Las mujeres, añadió, vivimos en un sistema económico, político y social patriarcal, es decir, implica que el mundo lo creó el hombre, gira a su alrededor y es para él, donde las mujeres son un complemento, son objetos, no seres activos, visibles ni individuales o propios, dependen siempre de él y de la construcción que se ha hecho del orden y poder patriarcal.

Este orden ha permitido a los hombres el control y el poder sobre lo económico, social y cultural, mientras que las mujeres deben estar a la sombra, y sólo se les ubica como objetos de reproducción y sexuales, un pensamiento que se ha mantenido por siglos.

Esto ha provocado que, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 2021 más de 70.1 por ciento de las mexicanas mayores de 15 años ha experimentado, al menos, un incidente de violencia ya sea psicológica, económica, patrimonial, física, sexual o discriminación a lo largo de su vida.

Las cifras indican que en 2021 la violencia psicológica fue la más prevalente con 51.6 por ciento, seguida por la sexual con 49.7 por ciento y la física con 34.7 por ciento, todas estas cifras son un poco mayores a las de 2016, pues ese año, la violencia psicológica era reportada con 49 por ciento, la sexual 41.3 por ciento, y la física 34 por ciento.

A decir de la autora de La participación social en cuatro municipios del Estado de México el principal reto para las mujeres desde el siglo pasado fue cómo hacer visible esta violencia y limitarla, por lo que un elemento para hacerlo público y abierto es planteando los derechos en el ámbito jurídico, como es la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.

Las recientes cifras del INEGI, señaló Chávez Carapia, hablan de que “ha habido denuncia, y esto se debe a que la mujer está visibilizando el problema, sabe que existe una ley, que hay procedimientos que puede demandar y tener una respuesta; porque la violencia se esconde, siempre se ha escondido, y los datos nos dicen que cada vez hay más denuncias e indican que el problema se está visibilizando”.

Destacó que debido a su naturaleza, las leyes no pueden estar estáticas y deben ser renovadas, por lo que se han ido actualizando con el tiempo (la más reciente en octubre de 2022) para incluir las nuevas formas de violencia de género, por ejemplo, la inclusión de la violencia obstétrica que afecta a la mujer en su vida fértil de manera muy agresiva; además se ha incluido la violencia en las redes sociales.

Finalmente, destacó que las mujeres deben y pueden vivir de manera igualitaria y la ley trata de ofrecer esos factores de igualdad, por lo que pidió no bajar la guardia y seguir luchando por alcanzar la igualdad en cuanto a los derechos para una vida mejor y más plena, libre de violencia y sin desigualdad.