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La columna de Rafael Micalco

“Para nosotros no es optativo ni accesorio vivir en sociedad.Es necesario y es vital. La vida social supone una serie de convergenciasfundamentales de conciencia y de voluntades, consensos básicos, los acuerdosfundamentales”. Efraín González Morfín“

¡Calma señor presidente! El México democrático que somosgracias a la herencia de nuestros antepasados, desde los prehispánicos hastalas democracias anteriores a su régimen, constituyen el cúmulo inmenso deinstituciones, marcos legales, cultura política y aprendizaje que forja a lanación mexicana.

Nuestro país no se funda cada vez que hay un relevopresidencial, se continua, mejora o corrige.

Uno de los grandes baluartes sin duda fue y es laindependencia y el establecimiento de una democracia como forma de gobierno yésta descansa con la división de poderes: el Ejecutivo, Legislativo y Judicial,los tres poderes que en su equilibrio conducen a nuestro país, en la legalidad,pero sobre todo en la concordia.Jamás podemos consentir que un poder esté sobre otro, y nopor una competencia de poder, o popularidad sino porque ese equilibriodemocrático sostiene la paz de nuestro pueblo.

Podemos no estar de acuerdo con las decisiones de la SupremaCorte de Justicia de la Nación, pero no podemos consentir que se desacate,porque las instituciones están por encima de los hombres, la era de loscaudillos ha pasado, así como también el presidencialismo ha muerto en México.No más poderes absolutistas.

Hoy felizmente, las y los ministros de la Corte reconducen elrumbo legal de las decisiones del Legislativo, quién en su mayoría, se hapuesto a las órdenes del ejecutivo.

Quizá sea momento que de manera madura lasy los legislativos atiendan el llamado propio del poder en el que seconstituyen y orienten su trabajo a la ley y necesidades de las y los mexicanosy no al capricho presidencial.

Cuidado con aquellos que hoy intentan manchar la actuacióndel poder judicial porque después –en tiempos electorales- escucharemos suscontradictorios discursos. Pues no se puede aspirar a ser parte de uno de lospoderes (Legislativo o Ejecutivo) llamando a la desobediencia o criticando sinfundamento el equilibrio de poderes de esta nación.

La democracia tiene sus exigencias y es muy simplista ytemerario pretender criticar al Poder Judicial, con el falaz argumento de quesus integrantes no son electos por el voto directo.

Pongamos atención en dos términos empleados para laresolución que desechó el llamado “plan B”: primero por falta en las reglas deprocedimientos legislativos y segundo, por inconstitucionalidad. Dos factoresque no son menores ni se pueden dejar pasar.

El México de hoy no es para un régimendictatorial bien les ayudará tener siempre en cuenta que el presidencialismo ennuestro país no tendrá retorno.

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