Compartir es amor

“Tengamos fe en la eficacia de las ideas, pero de las ideas que se hacer fuerza y vida; emprendamos la tarea que nos corresponde: la de conocer, difundir, defender y practicar nuestras doctrinas, y esperamos la necesaria y radical restauración.”
Rafael Preciado Hernández

La columna de Rafael Micalco

Nadie hubiera predicho la situación política en la que hoy se encuentra el Estado de Puebla, el nuevo Gobierno del Estado entra, al igual que el año, y tiene en los primeros momentos, la posibilidad de generar expectativas nuevas, altas y diferentes, es decir, su propia identidad como nuevo gobierno, la coyuntura le da oportunidad para evaluar lo avanzado en las anteriores cuatro años hasta el momento para replantear lo que no ha sido favorable y en lo que se ha quedado corto.

Puede significar, el mejor momento para enderezar los principales factores que han llevado al gobierno de Puebla a los últimos lugares en calificación de acuerdo a encuestadoras nacionales.

También, en buen momento para ejecutar los cambios en el gabinete, para dar resultados óptimos y lograr re acomodo de los liderazgos al interior de la estructura gubernamental que permitan a este gobierno sustituto, distinguirse, tener un plan para los siguientes dos años, con metas, objetivos y “toque propio”, así como evitar el vaivén por la elección que viene.

Dos años de gobierno pueden ser suficientes para marcar otra inercia, dos años pueden ser de mucho provecho si se sabe replantear y aprovechar el tiempo y recursos, son dos años que le vendría bien a Puebla tener una estabilidad con miras al próximo proceso electoral y acabar con periodos interrumpidos.

Esperamos que exista ese ánimo en las nuevas autoridades y no recurran al continuismo melancólico que resulte tiempo partido para el gobierno y para las y los poblanos, esperemos en que este nuevo gobierno no ser reduzca a ver pasar el tiempo con los mismos proyectos, con las mismas acciones con la inercia de un gobierno de los últimos lugares.

De igual forma, seré vigilante, tal como mi encargo de Diputado Local me lo exige, que el partido gobernante, evite tomar la estructura gubernamental para dirimir sus diferencias partidistas, en perjuicio de las y los ciudadanos. Es sabido que los dos últimos años de los sexenios, representan el fin de la curva del poder, espero que este relevo no sea el caso, pues nuestro Puebla no puede esperar más tiempo para resolver los principales pendientes que le aquejan.

Desde el Congreso del Estado seremos vigilantes y exigentes, pues un nuevo gobierno no debe apostarse por el continuismo y peor aún si este se mantiene con la idea de acceder el poder no como una confianza ciudadana la cual obliga un cumplimiento sino (y de manera equivocada) como el acceso al poder como un patrimonio de partido.

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