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Dijo que es tan importante tocar como fenómeno social, y redefinir el concepto de violencia económica.

Redacción Los Conjurado

Los deudores alimentarios son capaces de realizar diversas «maromas» con tal de incumplir con sus obligaciones, pero esto se acabó gracias a la Ley Sabina; así lo considera la diputada local del Partido Acción Nacional, Aurora Sierra.

Durante el programa Los Conjurados, conducido por la periodista Érika Rivero Almazán, explicó que se trata de una iniciativa producto de la lucha de la activista oaxaqueña Diana Luz Vásquez Ruiz, quien peleó para que su hija, de nombre Sabina, recibiera apoyo económico de su progenitor.

De esa manera, dicha Ley tiene como objetivo que los deudores alimentarios cumplan con su obligación de satisfacer las necesidades de supervivencia y sustento de sus hijos e hijas, como alimentación, vestido, habitación, nutrición, recreación, atención médica, entre otros gastos.

Consideró que es necesario reforzar el concepto de violencia económica, porque involucra un propósito detrás de no dar estos alimentos el de ejercer un control, desgastar a la mujer.

Al respecto, Aurora Sierra dijo que es tan importante tocar como fenómeno social, y redefinir este concepto.

¿A qué le llamaríamos violencia económica?, a todo acto u omisión que una persona genere para tratar de controlar y para poder restringir alguna capacidad de generar, administrar o usar dinero para su supervivencia. ¿Qué quiere decir esto? Que la violencia económica sería modalidad para poder controlar también en este caso a la sobreviviente, a la víctima”, expresó.

Por su parte, Diana González y Sheridan Mata Balderas, del Frente Nacional de Mujeres Contra Deudores Alimentarios en Puebla, narraron un caso que ejemplifica que estos sujetos son capaces de hacer cualquier «maroma» para evadir su responsabilidad.

«Una de ellas ha sido solicitar la custodia de mi hija, que es lo que ya platicábamos, por represalia. Otra de las maromas que se aventó dentro del juzgado fue que él se mantenía de vender cacahuates, chicles y gomitas y botanas en los cruceros. Y se hizo viral. Entonces bueno realmente cuando yo lo conocí en la universidad pues sí hacía esa actividad, dentro de la universidad, y pues le pusieron así como de apodo el ‘botanas’. Entonces cuando yo veo eso ese escrito que meten al juzgado dije: ‘no puede ser posible’ Osea, él tiene dos licenciaturas, por qué está metiendo algo que o sea de lo que sí vivía hace diez años», comentaron.

En contraste, este sujeto nunca le ha dado algo a su hija, y fue ese uno de los motivos por lo que se solicitó el divorcio.