Compartir es amor

La columna de Juan Rodolfo Rivera Pacheco

A poco más de dos meses de haber tomado posesión como el Presidente número 47 de los Estados Unidos de América, Donald Trump ha tenido la enorme habilidad de unir a todo el mundo… pero en su contra.

La orden ejecutiva de imponer aranceles a prácticamente todos los países con los que mantiene relaciones comerciales su país, provocó un rechazo unánime a nivel mundial y el inicio de una guerra comercial abierta con naciones que tradicionalmente eran aliadas de Norteamérica como Japón, Europa y otros países asiáticos como Korea del Sur o Taiwán. Ni qué decir de China, que ha respondido ya con porcentajes de aranceles iguales que los que impuso Trump, con el detalle de que China es proveedor de toda la industria tecnológica, de semiconductores, chips y demás implementos para la industria electrónica, computacional y de telefonía celular, amén de autopartes para todas las marcas de autos conocidos (incluidos los que se fabrican en Estados Unidos).

Las políticas unilaterales de Trump provocaron unos terribles jueves y viernes “negros” la semana pasada en Wall Street con una caída acumulada de 10% o más en los índices bursátiles y tremendas caídas en los precios de las acciones de marcas como Apple, automotrices, Nike, Adidas, Puma, Zara, H&M y un largo etcétera, que se fabrican en países como Vietnam o Camboya (con mano de obra muy barata y a veces con dosis graves de explotación), a los que se aplicaron altas tarifas arancelarias.

La argumentación de Trump es que se “fortalecerá la industria y fábricas norteamericanas” y muchas marcas regresarán a instalarse a suelo estadounidense… pero la verdad es que eso no es posible de inmediato y pasarán varios años para que ocurra, cuando probablemente ni siquiera sea ya Presidente Donald Trump.

El hecho es que sus radicales medidas de proteccionismo y guerra comercial con el mundo ya están provocando problemas en la economía norteamericana y además de las caídas bursátiles, los analistas prevén una muy próxima subida de la inflación y eso si no le gusta para nada al ciudadano común norteamericano. Y el fin de semana ya se vieron manifestaciones de esto: Centenas de miles de ciudadanos norteamericanos salieron a las calles de muchas ciudades de Estados Unidos a protestar contra el gobierno de Trump y casi para pedir que deje la presidencia. Hace mucho que no se veían movilizaciones de protesta  de ese tamaño en Estados Unidos.

Y como ya he apuntado aquí mismo hace algún tiempo: Trump no “arrasó” en las elecciones de noviembre de 2024. Apenas y ganó por menos de 2% de votos populares. Y en un año y medio (noviembre de 2026) habrá elecciones legislativas (Cámara de Representantes y un tercio de la de Senadores). Quién sabe si la gente vote por los candidatos del partido Republicano y Trump mantenga la mayoría legislativa. Hay un alto porcentaje de probabilidad de que la pierda y… entonces la mayoría demócrata seguramente echará para abajo las disposiciones impopulares trumpistas. Es lo que nunca entienden los partidos en gobierno con mayorías legislativas: Éstas NO son eternas y en una democracia sana, tarde o temprano hay cambios en las preferencias partidistas y las nuevas mayorías ahora se “vengarán” de los excesos de la anterior mayoría “calificada”. ¿En dónde ocurre algo similar?

Pero bueno, aún tendremos que lidiar con Trump al menos un par de años más, con sus “ordenes ejecutivas” que desde luego afectan a nuestro país y Estado. Aunque libramos un mes más de aranceles y Trump medio respetará las reglas del Tratado de Libre Comercio, nada garantiza que así se siga comportando (cada día dice cosas contradictorias).

El tema de imponer aranceles a los automóviles que no se fabriquen totalmente en Estados Unidos claro que nos afecta a México y a Puebla. La economía de nuestro Estado tiene una gran dependencia de la estabilidad de las plantas Volkswagen y Audi, con toda su bola de proveedores de todo tipo. Y si baja la demanda en Estados Unidos de estos autos, porque suban de precio para los ciudadanos norteamericanos por los aranceles de Trump… eso sí que sería grave. Las plantas alemanas tendrán que producir menos y con ello necesitarán por lógica menos mano de obra (lo mismo ocurre con todas las demás marcas de autos que ya se fabrican en su totalidad o en partes en México).

Y si al consorcio alemán de Audi y Volkswagen les va mal… a Puebla le va muy mal. 

Esperemos que el gobierno de Alejandro Armenta tenga ya una estrategia certera de cómo enfrentar esta crisis por venir, que es totalmente real. No todo es política y preferencias partidistas (en donde el partido del Gobernador está muy bien). Ahora a funcionar muy bien en Economía y estabilidad laboral para los poblanos. Otro reto más… además de la inseguridad. Porque en 2027… hay elecciones.

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