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París volvió a ser escenario de un robo digno de película. Un grupo de cuatro encapuchados irrumpió en el Museo del Louvre y se llevó ocho joyas de la Corona francesa con un valor histórico incalculable, en un atraco que apenas duró siete minutos.

El robo ocurrió a plena luz del día en la Galería Apolo, espacio emblemático que resguarda las joyas reales de Francia. De acuerdo con reportes de la Fiscalía de París, los asaltantes utilizaron una grúa con brazo articulado para romper una ventana y acceder al recinto. Una vez dentro, usaron motosierras y amoladoras para destrozar vitrinas blindadas sin causar heridos, y posteriormente huyeron en scooters antes de que llegara la policía.

Entre las piezas robadas destacan la tiara de zafiro y el collar de zafiros de las reinas María Amelia y Hortensia, el collar de esmeraldas de María Luisa, así como una tiara y un gran nudo de corpiño pertenecientes a la emperatriz Eugenia, esposa de Napoleón III.

Horas después del robo, autoridades hallaron una de las piezas más emblemáticas, la corona de la emperatriz Eugenia, abandonada cerca del museo y con visibles daños.

El Ministerio del Interior de Francia condenó el hecho y lo calificó como “un ataque al patrimonio histórico de la nación”. Mientras tanto, el Louvre fue evacuado y cerrado temporalmente para permitir las labores de investigación y revisión de seguridad.

La Fiscalía de París abrió una investigación por robo agravado y asociación delictuosa, mientras que unidades especializadas de la policía trabajan en la revisión de cámaras de seguridad y testimonios para identificar a los responsables.

Este robo, considerado uno de los más audaces en la historia reciente del Louvre, ha reavivado el debate sobre la vulnerabilidad de los museos europeos y la necesidad de reforzar las medidas de protección en recintos que albergan tesoros de valor cultural y simbólico incalculable.