Compartir es amor

Un ataque violento perpetrado por un estudiante en el Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) Sur de la UNAM conmocionó a la comunidad universitaria y al país el pasado 22 de septiembre de 2025.

El agresor, cuya identidad oficial no ha sido revelada, utilizaba en redes sociales el alias de “Lex Ashton”. Ese mismo día creó un perfil en Facebook donde publicó imágenes encapuchado, portando una guadaña y armas blancas, acompañadas de mensajes perturbadores como: “Escoria como yo tiene la misión de cosechar basura” o “recoger la basura”. Horas después, ingresó al plantel y atacó a varios integrantes de la comunidad.

El ataque y sus víctimas

De acuerdo con los primeros reportes, el agresor asesinó a Jesús, estudiante de 16 años, e hirió a un trabajador administrativo. La novia de la víctima también intentó intervenir y resultó lesionada de manera leve antes de lograr escapar.

El atacante intentó suicidarse tras ser sometido y actualmente se encuentra en estado grave, internado bajo custodia en el Hospital Regional Número 2 de la Calzada de las Bombas, resguardado por la Secretaría de Seguridad Ciudadana y la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México.

Reacciones institucionales

La UNAM condenó los hechos, suspendió clases indefinidamente en el CCH Sur y activó protocolos de apoyo psicológico para estudiantes y trabajadores. “La universidad se encuentra de luto y se mantendrá firme en la búsqueda de justicia”, señaló en un comunicado.

La Fiscalía capitalina abrió una carpeta de investigación por homicidio y tentativa de homicidio, mientras especialistas analizan las publicaciones del joven para determinar si presentaba un trastorno psicológico no detectado a tiempo.

Debate nacional

El caso de “Lex Ashton” ha reavivado discusiones en torno a la violencia juvenil, el bullying escolar, la salud mental de los adolescentes y la capacidad de las instituciones para detectar señales de riesgo antes de que se traduzcan en tragedias.

Organizaciones civiles han urgido a reforzar programas de atención psicológica en escuelas, así como protocolos de prevención y respuesta frente a conductas violentas.

Mientras tanto, familiares de la víctima exigen justicia y mayor seguridad en los planteles educativos, al tiempo que la sociedad se pregunta si este ataque pudo haberse evitado.