La columna de Rocío García Olmedo
Porque así lo ha determinado ese poder unipersonal que insiste en ejercer el presidente López Obrador, decide ahora como ha sucedido con otros organismos con el único objetivo de desaparecerlos porque no los controla, acabar con el instrumento ciudadano que detecta y denuncia la corrupción, el Instituto Nacional de Transparencia y Acceso a la Información (INAI) diciendo que es “un gasto innecesario.”
Esta actitud en contra también de otras instituciones aumenta, en esta semana que ha concluido el presidente ha enviado una iniciativa a la Cámara de Diputados para eliminar o fusionar 18 organismos administrativos.
La Secretaria Ejecutiva del Sistema Nacional Anticorrupción.
El Instituto Nacional de Adultos Mayores.
La Secretaría Ejecutiva del Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA).
El Instituto Nacional de la Juventud.
La Coordinación Nacional de la Comisión Nacional de ayuda a Refugiados.
El Instituto Mexicano de Tecnología del Agua.
El Fideicomiso de Fomento Minero.
La Comisión Nacional para el Uso Eficiente de la Energía.
El Instituto Nacional de Pesca y Acuacultura.
El Servicio Nacional de Inspección y Certificación de Semillas, entre otros, que lo mismo corresponden al campo, a indígenas, a personas discapacitadas; que a cambio climático, economía social, y de salud a la infancia y a la adolescencia.
Esta eliminación de organismos seguro será aprobada por la mayoría de Morena en la Cámara de Diputados, como aprobaron la eliminación del Seguro Popular, del Consejo de Promoción Turística, las estancias infantiles, el Instituto Nacional del Emprendedor, el Aeropuerto de Texcoco, las Escuelas de tiempo completo, tal como ha sucedido desde que inició este gobierno federal con al menos 70 organismos gubernamentales documentados, bajo el pretexto de la “austeridad” como acaba de declarar lo hará también con Notimex.
Destruir organismos, me parece que nos lleva en el camino que minará nuestra llegada a ese bienestar social igualitario tan predicado, al perder oportunidades de desarrollo e inevitablemente continuar como un país desigual, injusto, empobrecido, sin estabilidad, ni progreso y un cumulo de injusticias sociales más, como bien se ha comentado.
Leía el fin de semana un ensayo por los 25 años del fallecimiento de Octavio Paz en el que se recordaba su pensamiento en torno al movimiento de mujeres, y recordaban su mención en su libro El Ogro Filantrópico (1979) “el movimiento de mujeres expresa algo más profundo que una ideología y de más alcance: quiere un cambio pero no tanto de los sistemas como de las relaciones humanas cualesquiera que sean los sistemas” y en otro de sus textos Tiempo Nublado (1983) escribía que “este movimiento comenzó mucho antes y se prolongará todavía varias décadas (…) se trata de un fenómeno que está destinado a perdurar y cambiar la historia” (Maarten Van Deiden, Octavio Paz y las ideas feministas, Letras Libres 01/04/2023).
Lo refiero, porque justamente somos las mujeres las que observamos los acontecimientos cotidianos que para muchos pudieran no tener relevancia pero que para nosotras están trastocando conquistas ciudadanas o impulsadas o exigidas como los que viene realizando el presidente con el pretexto de reducir el aparato del Estado, que además, están perturbando relaciones humanas al dejar de atender temas que afectan directamente a quienes más lo necesitan y la mayoría de las veces quienes más lo necesitamos somos las mujeres y eso no está bien, se está haciendo solo por la decisión de una persona; olvidando que las mujeres podemos cambiar la historia.
Sin duda, para nosotras se va profundizando cada vez más la desconfianza en este gobierno. Por eso necesario repasar hechos para recordar agravios que nos permitirá en un futuro próximo tomar mejores decisiones.
@rgolmedo
Palabra de Mujer Atlixco
rociogarciaolmedo.com