La columna de Fernando Manzanilla
En los últimos días las y los habitantes de la zona metropolitana de Puebla y municipios aledaños hemos sido testigos de la intensa actividad del volcán Popocatépetl, dentro de la cual se han observado múltiples exhalaciones acompañadas de vapor de agua, gases volcánicos y ceniza.
Si bien esto es algo “normal” para quienes vivimos en esta zona, dado que don Goyo es uno de los volcanes más activos del país, de los más de 40 que existen en México, esto de acuerdo con el Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED), lo cierto es que la intensidad de las fumarolas ha aumentado también la cantidad de ceniza que está cayendo en la ciudad. No es coincidencia que Popocatépetl signifique “Cerro que humea” en Náhuatl.
A pesar de esta situación, las autoridades de Protección Civil han informado que el semáforo se mantiene en amarillo fase 2, con la recomendación a las personas a tomar medidas ante la ceniza, además de no acercarse al volcán y mucho menos al cráter.
Y es que no podemos olvidar que la actividad volcánica representa una amenaza significativa para las comunidades cercanas, ya que puede desencadenar una serie de eventos peligrosos, como erupciones, flujos piroclásticos y la liberación de gases tóxicos.
Por ello considero vital que el gobierno implemente medidas eficientes de protección civil que permitan saber que, en caso de alguna contingencia de mayor impacto, estamos listos para salvaguardar la vida y el bienestar de la población.
Es así que veo como un buen momento el revisar el estado de las rutas de evacuación, así como el Plan de Evacuación existente y que opera desde Protección Civil.
Debemos tener en cuenta que al menos 24 comunidades, pertenecientes a 6 municipios poblanos, son las que se encuentran en la zona de mayor peligro y en ella viven por lo menos unos 50 mil habitantes.
Como comentaba, ya existe un Plan para actuar ante este tipo de contingencia, el cual como Secretario General de Gobierno de la entidad me tocó construir ante una importante actividad del coloso.
Por ello es muy importante que el gobierno difunda estos planes de contingencia, de manera clara y detallada, en los que se expliquen detalladamente los procedimientos de evacuación en caso de una erupción volcánica inminente o en desarrollo. Estos planes deben incluir rutas de evacuación seguras, puntos de encuentro, albergues temporales y protocolos de comunicación.
En este mismo sentido es que las autoridades deberán continuar promoviendo la coordinación y colaboración efectiva entre todas las instituciones involucradas en la protección civil. Esto implica la participación activa de los cuerpos de seguridad, servicios de emergencia, fuerzas armadas, instituciones de salud y organizaciones no gubernamentales. Estas entidades deben estar preparadas para actuar de manera conjunta y eficiente, compartiendo información y recursos para responder de manera adecuada a las necesidades de la población afectada.
Asimismo es crucial que el gobierno establezca canales de comunicación efectivos con la población, brindando información clara y oportuna sobre la actividad volcánica, los riesgos asociados y las medidas de protección. Esto puede incluir la implementación de sistemas de alerta a través de mensajes de texto, redes sociales, medios de comunicación y altavoces públicos.
Además, se deben llevar a cabo campañas de educación pública para promover la conciencia y la preparación ante los desastres volcánicos, capacitando a la población en técnicas de evacuación, primeros auxilios y medidas de autoprotección, así como en la importancia de seguir las instrucciones de evacuación emitidas por las autoridades competentes.
Es muy importante tener presentes estas medidas, ya que a veces se nos olvida que vivimos en una zona de riesgo por contingencia volcánica. Hoy la gran cantidad de ceniza nos recuerda que no debemos bajar la guardia y debemos mantenernos atentos para actuar adecuadamente y emprender medidas preventivas que salven vidas.