La columna de Érika Rivero
El diputado con sospechosismo de pederastia y violador de niños Saúl Huerta ya huele al mismo tufo que hasta hoy en día desprende Mario Marín Torres «el gober precioso» desde la cárcel.
¿Qué onda con Morena?
Desde la Cámara Baja se organizó un ardid para no completar el número de diputados en la sesión que determinaría quitarle el fuero constitucional a Saúl Huerta.
¿Cómo es posible que de la historia no se aprenda que a este tipo de ralea hay que expulsarla, primero, y después denunciarla hasta que acabe en el bote en caso de que se halle culpable.
Pero la bancada de Morena no hizo nada más que servirle de tapadera, porque para empezar, es una vergüenza que este diputado federal del distrito 11 termine muy campechano su trienio y con fuero constitucional.
La señal que está enviando la 4T es malísima.
Si Saúl Huerta se presume inocente, que lo demuestre, que se investigue, pero que no se haga mutis con un caso que tiene más víctimas bajo la alfombra.
Es increíble el doble discurso no solo del propio Saul Huerta, que con las grabaciones, denuncias y pruebas físicas lo hunden de por sí, sino de personajes con una trayectoria poderosa: Ignacio Mier Velazco, el mismísimo coordinador de la bancada de Morena y, según dicen, aspirante a la gubernatura de Puebla para el 2024.
Son poco más de 30 días de las que gozará Saúl Huerta de la protección del fuero, tanto él como otra joyita: Mauricio Toledo, acusado de enriquecimiento ilícito durante su gestión como delegado en Coyoacán.
Después de ese tiempo, Huerta ya podrá ser procesado por el delito de abuso sexual de un menor de 15 años. Aunque se sabe que hay más niños violentados por este político.
Aquí hay dos problemas:
1. Que Saúl Huerta tiene 33 días más para ver si saca un as de la manga, tipo huir del país, por ejemplo.
2. Que si realmente Ignacio Mier Velazco quiere buscar ser el próximo gobernador de Puebla ¿con qué cara lo hará?