La columna de Maritza Mena
La estrecha relación que guarda el Gobierno Federal con Venezuela es cada vez más evidente; sin embargo, preocupa un hecho que para muchos ha pasado desapercibido pero que puede ser la antesala de conflictos cada vez más profundos con nuestro principal socio comercial, Estados Unidos.
Hace unos días, un avión registrado por la empresa Emtrasur, partió del Aeropuerto de Querétaro a la ciudad de Córdoba, Argentina. A bordo viajaban 14 venezolanos y cinco iraníes. El problema es que el avión había sido propiedad de la Guardia Revolucionaria de Irán, considerada una organización terrorista por el país vecino del norte.
Se sabe de la relación del gobierno de Nicolás Maduro con la administración Iraní, y de manera extraoficial los ciudadanos de esta última nación serían los encargados de sembrar terror, traficar armas en la región y saquear el uranio de Venezuela. No es casualidad que más de 4 millones de venezolanos hayan abandonado su país porque lo que se ha vivido ahí es una colonización.
Sin embargo, el asunto es mucho más complejo de lo que se piensa, ya que la ideología de las naciones orientales es completamente diferente a la occidental, es decir, si el Gobierno Federal cree que puede estrechar relaciones sin consecuencias futuras se equivoca.
En Medio Oriente, sobre todo, la ideología se fundamenta en un radicalismo político-religioso que impera en distintas organizaciones terroristas como Al-Qaeda, Hamas o Hezbollah, brazos armados de los gobernantes que buscan imponer su ley y un gobierno sustentado en el miedo.
El régimen Talibán, por ejemplo, tomó entre sus primeras acciones, tras la salida de Estados Unidos, liberar presos, o terroristas.
Organizaciones de este tipo son un peligro porque fomentan el terror en la búsqueda de imponer la Sharia, en la que cualquiera que no alabe a su Dios es infiel y debe morir. Las mujeres obviamente no tienen derechos.
Los integrantes de estos grupos son adoctrinados desde pequeños y mientras más infieles eliminen mayor posibilidad existe de ir al cielo, por eso vemos como algunas personas se autoinmolan. Es un honor dar la vida por un “bien mayor”.
Los grupos extremistas, específicamente los que pertenecen a Hezbollah, han encontrado en nuevas dictaduras, como Venezuela, lugares donde pueden extender sus operaciones. Ahora vemos cómo el Gobierno mexicano se ha puesto del lado de grupos criminales que influyeron en varios procesos electorales.
Lo que queda claro es que existe cercanía, o por qué se permitió que el avión aterrizara en suelo mexicano. No creo que la administración obradorista sepa con quién trata, los extremistas no negocian y nunca aceptarán que cristiano alguno quede vivo en el mismo suelo que ellos tocan. Morena es un peligro para México.