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Los ciudadanos de Afganistán están buscando la salida de su país, debido a la gran preocupación que tienen por vivir una situación carente de derecho

Andrea Lovera Mandujano.

El pasado 15 de agosto del presente año, después de que Estados Unidos retirara sus tropas, los talibanes conquistaron la capital de Afganistán, Kabul. Lo cual provocó que el presidente del mencionado país Ashraf Ghani abandonara el lugar. 

En 1994 los talibanes buscaban la “correcta” aplicación de la Ley Islámica, la cual establecía extensas prohibiciones hacia las mujeres, con ellas, violando sus derechos humanos. 

En octubre del mismo año, Estados Unidos arribó a tierra Afgana para evitar que esta se convirtiera en una base de actividades terroristas. 

Después de 20 años, los talibanes tienen como objetivo tomar el control de Afganistán para establecer un Emirato Islámico de Afganistán, aprovechando la decisión del actual presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, de retirarse de dicho territorio debido a que no tiene un interés en conservar las tropas establecidas en Afganistán. Este mismo, ha declarado que no existía momento preciso y prudente para retirarse, pero que tampoco esperaba que la conquista de la capital afgana por parte de los talibanes fuera tan repentina. 

Con la toma de Kabul, por los talibanes, se han generado violaciones a  los derechos humanos, de niños, mujeres, y, minorías. Debido, a que los talibanes buscan suprimir de manera estricta ciertas formas de vivir, o expresarse, eliminando derechos inherentes a ellos. Estableciendo medidas extremas y prohibiciones que llevan a la sociedad femenina principalmente, a caer en una violación profunda a sus derechos. Existen 29 prohibiciones que están establecidas en las reglas del talibán, algunas de las más llamativas, y peligrosas tanto psicológicamente como física, recaen, en azotes y violencia verbal contra aquellas mujeres, que no cumplan con la vestimenta “apropiada”, violencia física contra las que no cubran sus tobillos, y lapidación pública contra las mujeres que mantengan una vida sexual activa fuera del matrimonio. Asimismo, también se les tiene prohibido establecer relaciones amistosas con hombres que no sean de su parentesco, o ser atendidas por médicos hombres, celebrar reuniones con motivo de festividades, así como establecer el nombre de lugares o calles con la palabra “mujer”, entre otras muchas medidas extremas que coartan su libertad y libre desarrollo psicoemocional. 

Los talibanes han declarado que garantizarán los derechos de las mujeres, estos han dicho que respetarán sus derechos y no cobraran venganza, siempre y cuando estos estén dentro de las normas previstas en la ley islámica. Lo que realmente nos deberíamos preguntar, es si realmente se estarán garantizando estos derechos, dado a que las prohibiciones y medidas extremas no parecen proteger ni garantizarlos, sino sólo desconocerlos y con ello implantar miedo.

Por otro lado, la Organización de Naciones Unidas (ONU) encargada de mantener la paz y la seguridad internacional, fomentar las relaciones de amistad entre las naciones y realizar la cooperación internacional en la solución de problemas internacionales y promover los derechos humanos, de acuerdo a sus cuatro propósitos, por medio de sus agencias ha solicitado a los talibanes que cumplan la promesa de proteger a los niños, mujeres y minorías. De igual modo, la ONU ha pedido a los países de acogida de los refugiados, que no repatrien a los afganos que puedan llegar a ser vulnerados en sus derechos, por la situación actual que se vive en Afganistán. 

Los ciudadanos de Afganistán están buscando la salida de su país, debido a la gran preocupación que tienen por vivir una situación carente de derechos, sobre todo, aquellos que cuentan con hijas menores, hermanas, y en general las mujeres que han ganado un lugar como activistas o defensoras de la comunidad femenina. Zarifa Ghafari la actual alcaldesa de Maidan Shahar, ha declarado que sólo está esperando el momento en que los talibanes la encuentren para matarla, por buscar que no se menosprecien o desconozcan los derechos de las mujeres en Afganistán. Como ella, existen miles, con temor a ser encontradas, desterradas, privadas de la vida, o con miedo a quedarse a vivir en un estado donde las mujeres, básicamente no tienen voz, decisión, o existencia más allá de procrear vidas o brindar su vida como servicio a los hombres de Afganistán. 

En el artículo 1° de la Declaración Universal de Derechos Humanos, se establece la igualdad del hombre y la mujer, siendo este un artículo meramente aspiracional para muchas mujeres en el mundo, dado que la realidad se aleja bastante de una igualdad de derechos y de dignidad. Siendo así, un claro ejemplo la situación de las mujeres en Kabul, privadas de una libertad que sólo se puede imaginar, porque esto no existe en el día a día de cada una de ellas. La realidad, es que muchas niñas  y mujeres son sometidas a malos tratos, donde su dignidad es inexistente y su opinión es inválida. Es inimaginable, que aún tengamos que luchar por derechos que nos corresponden, sólo por el simple hecho de ser personas, de ser mujeres. Que tengan que huir de su tierra originaria, separarse de su familia, refugiarse en un país con costumbres totalmente ajenas a ellas, para poder vivir una vida digna y no sólo por aspiración, sino porque es su derecho, derecho el cual se ve coartado. 

Actualmente, estas conductas deben ser totalmente eliminadas por cada uno de nosotros, para que se promuevan los derechos humanos y su correcta aplicación. Y todos, sobre todo, los más vulnerables, dejen de soñar con una realidad que les es propia, pero no se les aplica, más bien se les restringe. Es momento, de progresar en nuestros valores, reescribir la historia, a favor de la integridad y que las instituciones garanticen los derechos humanos.