La gentrificación turística es otro efecto del turismo masivo, que transforma áreas urbanas deterioradas en destinos turísticos, desplazando a la población local hacia la periferia
Con información de Gaceta UNAM
La turismofobia es una reacción de protesta, a veces violenta, por parte de los habitantes de ciudades turísticas como Venecia, París, Madrid y Barcelona, contra el turismo masivo que invade y satura sus zonas históricas y puntos de interés.
A raíz de la pandemia, la Organización Mundial del Turismo (OMT) registró una disminución en el número de turistas, pero se prevé que el sector turístico se recupere, lo que plantea desafíos en términos de la presión ejercida sobre los destinos turísticos y las poblaciones locales.
La «turistificación» es el proceso de vinculación del crecimiento económico de un territorio con la actividad turística, lo que puede conducir a la subordinación de los recursos y la fuerza de trabajo al turismo.
Aunque el turismo puede generar empleos e ingresos esenciales, también puede tener impactos ambientales negativos y socavar la privacidad de las comunidades locales.
Para abordar estos problemas, algunos destinos turísticos han comenzado a regular la afluencia de visitantes y a buscar una distribución más equitativa de los beneficios del turismo.
En México, existen desafíos para implementar medidas de gestión de visitantes debido al enfoque en el turismo masivo, pero es esencial encontrar un equilibrio entre los intereses de las poblaciones locales y los visitantes.
La gentrificación turística es otro efecto del turismo masivo, que transforma áreas urbanas deterioradas en destinos turísticos, desplazando a la población local hacia la periferia.
Esto ha demostrado que las empresas turísticas e inmobiliarias tienen una gran influencia en los gobiernos locales. La turistificación también ocurre en zonas rurales, lo que puede llevar al abandono de actividades tradicionales y al encarecimiento de la tierra y los productos agrícolas.
Se necesita promover una cultura de turismo responsable que involucre a los gobiernos, agencias de viajes, operadores turísticos, hoteleros y viajeros para respetar a las poblaciones locales y el medio ambiente. El turismo debe ser una fuente de desarrollo autogestivo para las comunidades locales y no una actividad depredadora.