La columna de Fernando Manzanilla
En fechas recientes se ha popularizado celebrar el 15 de agosto como el Día Mundial de la Relajación, una fecha que si bien no se sabe a ciencia cierta cómo fue que se estableció, lo que sí queda clara es la importancia que tiene su conmemoración en la sociedad moderna.
Y es que actualmente para nadie es una sorpresa saber que vivimos en un mundo en el que se exalta a la productividad como uno de los atributos personales y laborales más deseables, por lo que la dinámica cotidiana se ha vuelto demasiado ajetreada.
Sin embargo, investigaciones recientes están derrumbando el mito de que alcanzar esta eficiencia está relacionado con un alto estrés y esfuerzo por parte de las personas y lo están vinculando con un estado de salud mental más apacible y condiciones psicológicas más relajadas.
Se estima que alrededor de 100 millones de días de trabajo se pierden debido al estrés y que del 50 al 75 por ciento de las enfermedades están relacionadas con este mal. Incluso, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha determinado que el estrés psicológico es uno de los problemas de salud más importantes del siglo XXI, que va en crecimiento.
Steven Poelmans, investigador de negocios, afirma que bajo estrés, se deja de pensar. El cerebro necesita serenidad para funcionar.
En este sentido es importante tener presente que México cuenta con una de las tasas de agotamiento laboral más altas del mundo, ya que ocho de cada diez personas padecen estrés laboral. Es por ello que se dice que en el país hay cultura de trabajo duro, pero no de trabajo productivo.
Precisamente, diversos estudios muestran que existe una relación inversa significativa entre el estrés y la felicidad. A medida que aumenta el estrés, nos volvemos menos felices. Esta relación es importante porque la felicidad está ligada a la productividad.
Los países que pasaron procesos de industrialización son productivos, ya que han dejado a las máquinas el trabajo duro para enfocar el trabajo humano en lo que es propio del aporte humano: innovación, creatividad y talento en acción.
Para que la triada anterior pueda florecer, es necesario que el cuerpo esté en equilibrio nervioso, es decir, que esté descansado y razonablemente activo. Para ello es importante saber que se debe cumplir con el delicado ritmo circadiano de actividad y descanso.
El enfoque correcto del tiempo no laboral puede ayudar a prevenir el agotamiento, mejorar la salud y, en general, hacer que la vida sea más llevadera. “Cuando un trabajo es estresante, se necesita recuperación”, dice Sabine Sonnentag, psicóloga de la Universidad de Mannheim en Alemania, quien coescribió un artículo que explora la psicología del tiempo de inactividad en el 2021.
La relajación es imprescindible para alcanzar el descanso que, a su vez, equilibra la respiración, el metabolismo, el ritmo cardíaco, desempeño muscular y otros tantos requerimientos de la complejidad humana.
Cualquier descanso que le demos a nuestro cuerpo y en especial a la mente es válido para poder reordenar las funciones y procesos biológicos del organismo, es decir, renovarnos y recolocar la mente.
Incluso, hay estudios que avalan esta afirmación: quienes descansan más y mejor, son más productivos. Estos estudios están relacionados con los cambios que ocurren en el cerebro con la actividad física. La respuesta de relajación reduce los niveles de la hormona del estrés y reduce la presión en la sangre.
Un estudio realizado por la socióloga Claudia Schmiedeberg, en Alemania, quien comparó las distintas actividades de ocio, mostró que pasar tiempo con amigos, hacer deporte y disfrutar de vacaciones aumenta considerablemente el bienestar. Sin embargo, no sucede lo mismo cuando el tiempo de esparcimiento se aplica a navegar por Internet o mirar televisión. Por el contrario, estos últimos hobbies producen menor satisfacción.
Es por ello que tomarse un tiempo libre para relajarse y recargar energías es clave, ya que genera una mejor perspectiva de la vida y hace que las personas estén más motivadas para lograr sus objetivos.
Todo demuestra que el ocio nos hace bien y que debemos, aunque nos parezca increíble, recordar que necesitamos relajarnos y tomarnos tiempo de descanso y recuperación.