Roberto Madrazo presentó su nuevo libro, y advierte en su obra que no es historiador, pero que utiliza esta herramienta para complementarlo con sus 40 años de experiencia en la vida política del país, y bajo esos lentes nos invita a ver su verdad.
Érika Rivero Almazán
-Tu libro es una crítica feroz contra tu eterno rival, Andrés Manuel López Obrador, ¿estás ardido de que él sí pudo ser presidente y tu no?
Roberto Madrazo ríe, se intenta tapar la boca para no soltar la carcajada, pero inmediato responde: ¿me ves ardido?, no, estoy preocupado, me siento impotente, porque la 4T que representa Andrés Manuel está acabando con el país. Y este libro es un llamado a la consciencia, para que despierte la crítica y autocrítica. Reconozcamos que México no va bien, al contrario, retrocedemos a los años 70´s.
Conozco a Andrés Manuel: si este 6 de junio gana la mayoría en el Congreso otra vez, dónde te firmo que se va a intentar reelegir para las elecciones del 2024.
Por eso es crucial votar por la Alianza que conforman PRI, PAN y PRD, que más que ver sus colores es una propuesta de unión para defender al país.
-¿Se le puede ganar a MORENA?
Claro que sí, con la alianza se le puede ganar, y no es un deseo, es una verdadera posibilidad, porque si bien el presidente López Obrador tiene una aceptación del 58 por ciento, MORENA apenas llega al 32%.
-¿Buscas regresar a la política?
Jajajaja, no, me quedó con Gabriel Sandoval (director de Grupo Planeta)
¡MAÑANA LA ENTREVISTA COMPLETA!
Aquí la presentación del libro de Roberto Madrazo, “México, la historia interminable” por invitación de Canajop mx capítulo Puebla.
El valor y la fortaleza de un espíritu libre se mide por su capacidad para soportar la verdad.
Cuando leí esta frase que Roberto Madrazo retoma de Octavio Paz, tuve el primer sobresalto, de muchos que me acompañaron en la lectura de su reciente libro: México, la historia interminable.
Roberto Madrazo advierte en su obra que no es historiador, pero que utiliza esta herramienta para complementarlo con sus 40 años de experiencia en la vida política del país, y bajo esos lentes nos invita a ver su verdad…
Una verdad que nos tendrá al borde del asiento, se los advierto, como si se tratara de una película de terror. Imposible taparse los ojos, fingir que no pasó, que es casualidad, que tiene arreglo, que el autor está exagerando, que, claro, como el adversario eterno de Andrés Manuel López Obrador, exagera la nota… está ardido porque AMLO sí ganó la presidencia.
Por supuesto que en “México, la historia interminable”, esperamos leer que la Cuarta Transformación no funciona, que el presidente no maneja el timón del país, sino un micrófono todas las mañanas en las cuales reinventa el rumbo de una nación, a base de ocurrencias, frases chuscas, rencor y venganza… mucha sed de venganza. Porque el que no está conmigo está contra mi, porque la polarización vende (ya sabe, chairos vs, fifís) y hace más popular a quien lleva 30 años haciendo el papel de un muy rentable activista, al grado de ser el presidente con mayor votación histórica.
Todo esto se lee en el libro de Roberto Madrazo.
Era de esperarse.
También se lee a un México que no termina de romper con sus rémoras del pasado, de ser tentado cada seis años por una trampa cíclica, en la que el presidente en turno, sin importar ideologías o partidos políticos, toma la personalidad del gran Tlatoani: el que tiene todas las respuestas y debe ser obedecido, adorado y jamás criticado, jamás contrariado.
Ya sabe, ¿A qué horas son? Las que usted diga, señor presidente…
La dictadura perfecta parece llamarse nuestro juego preferido, uno muy cruel en donde nadie gana, y sí, todos perdemos.
Perdemos en nuestro propio juego en la que todos, todos nosotros somos partícipes.
Claro, a estas alturas del libro, el camino se siente escabroso, oscuro, porque es más cómodo echarle la culpa a los demás, cuando la verdad ya la sabemos: cada pueblo tiene el gobierno que merece.
Si ya sabemos esto, si ya lo vivimos en carne propia con los gobiernos populistas de Luis Echeverría y José López Portillo, por qué los tiempos idos de finales de los 60’s, 70´s y aún de principios de los 80´s parecen regresar con más fuerza que nunca en la figura mesiánica de Andrés Manuel López Obrador y la promesa de una 4ta Transformación, a la que Roberto Madrazo califica como “la destrucción en marcha”, en la que desfilan, claro está, primero los pobres.
Y aquí Roberto Madrazo hace su referencia nuevamente al país del eterno retorno: una Cuarta Transformación dirigida por un solo hombre y una sola voluntad, quien en sus mañaneras no pierde oportunidad para culpa al pasado de todos los males de un país que necesita, urgente, tomar acciones, culpa a todos los expresidentes, a la mafia del poder, y a la corrupción, del desvalijamiento de las arcas del erario. Y mientras se desmantelan programas sociales que demostraron su efectividad a través de varios sexenios, continúa el agotamiento de la esperanza al cancelar los fideicomisos para la docencia, la investigación científica y tecnológica, la creación artística, la cultura, sin olvidar una indolencia hacia las mujeres violentadas y sus guarderías, a los niños con cáncer y a todos a los que no han podido vacunar ante la deficiencia del método de refrigeración para las mismas, los damnificados por las inundaciones, por todos los mexicanos que murieron por una pandemia que no tuvo estudio ni planeación para aminorarla, por todas las empresas que cerraron, por las deudas acumuladas, por los niños y adolescentes que no pueden regresar a la escuela, por los empleos perdidos.
¿Y en medio de toda esta tragedia, donde quedó en gran Tlatoani? Desaparecido.
Y ojo, el peligro de los asaltos al poder y a las instituciones tampoco son la salida. Y podemos empezar con la frase “Al diablo las instituciones” seguidas de la persecución al INE, la intromisión del presidente en el poder Judicial, así como le ceguera del poder Legislativo que sólo espera complacer a su jefe.
Ejemplo del pasado hay muchos, dice Roberto Madrazo, y otra vez nos lleva al filo del asiento, al recordarnos a la Unión Soviética, con Stalin, China Popular con Mao, Cuba con Fidel Castro, Venezuela con Hugo Chávez y Nicolás Maduro y Nicaragua con Daniel Ortega.
¿Está exagerando Roberto Madrazo? Como quisiera responder la pregunta en el siguiente párrafo, el autor recuerda el común denominador: todos ellos apostaron a dar la batalla contra la pobreza y la desigualdad mediante el proteccionismo, expropiar y estatizar industrias, empresas productivas y cerrarle el paso al mundo exterior, la competencia y el conocimiento, ensalzando un nacionalismo de puertas cerradas al exterior, a la globalización, despreciando el poder y el valor de las instituciones democráticas y la legalidad.
O sea, los ojos puestos en el pasado, en caso de México, en los 70´s en pleno 2020: apostando a Pemex y la CFE, empresas del estado que demostraron ya toda su carencia cuando el mundo le apuesta por la tecnología digital y las energías limpias.
Y sin embargo, siguen en construcción los elefantes blancos: el Tren Maya, la refinería Dos Bocas y el aeropuerto de Santa Lucía, proyectos sin el respaldo de ninguna empresa privada, ni nacional ni extranjera.
Roberto Madrazo no escapa de la culpa: hace una autocrítica y confiesa que los excesos y los pecados de su partido, fueron la decepción del electorado, que en su desesperación, apostó por una Cuarta Transformación como solución de sus problemas.
De ahí, su planteamiento para una mirada esperanzadora: Si bien Venezuela votó 14 veces por Hugo Chávez para conservarlo 20 años en el poder, también está la reciente elección de Estados Unidos, en la que sacó de la Casa Blanca a un hombre vulgar, agresivo, ignorante como Donald Trump para poner a Joe Biden, un perfil complemente opuesto.
El destino no está en menos de un líder populista y mesiánico. Está en cada uno de nosotros, los mexicanos que estamos dispuestos a pagar el precio de ser libres, pero para eso, debemos soportar la verdad, como advierte Paz.
Y la verdad se manifiesta de muchas formas: en los esquemas retrógrados en materia de salud, educación, economía, en debilitamiento de las instituciones que ya se mantenían por propio pie con el INE, la Comisión de Derechos Humanos y el poder Judicial. El hostigamiento y amenaza constante ante la prensa, “pasquines miserables” llama el presidente a las instituciones periodísticas. Y lo peor es que gobiernos estatales parecen seguir este rumbo, copiando en papel calca cada palabra, acción y arrebato. Ya sabe, hay que seguir al Tlatoani, jamás contradecirlo.
Si esta semana Felipe Calderón invitó a “alzarse en votos” al sector empresarial el próximo 6 de junio, Roberto Madrazo lo hace también a través de su obra, en la que pone una palomita de aprobación a la Alianza PRI, PAN y PRD como mecanismo de contrapeso a las decisiones de gobierno de AMLO.
Con todo y las encuestas, sí se puede frenar a la 4T para que no tenga una mayoría absoluta en el Congreso.
Roberto Madrazo señala que México, o sea todos nosotros, no parecemos entender la enseñanza de la historia. Y peor aún, quienes nos gobiernan, tampoco. Por el contrario, la olvidamos, y por eso, estamos obligados a repetirla.
El precio de nuestro olvido tiene un costo, y con la llamada 4T parecería ser un precio demasiado altor: un retorno a los populistas años 70’s.
“Una mentira viaja alrededor del mundo antes de que la verdad se alcance a poner los pantalones”, cita Roberto Madrazo a Winston Churchill, y el autor parece lanzar esa advertencia en su obra: no hay tiempo ni para ponerse los pantalones: asumamos una verdad y cambiemos nuestra realidad. Cada uno de nosotros disfrutará de ejercer esa libertad el próximo 6 de junio.
Porque, el valor y la fortaleza de un espíritu libre se mide por su capacidad para soportar la verdad.